Consejos de mamá que tienes que aplicar en el trabajo
Por: Luis Palos
Nunca falta quien dice que “las mamás siempre tienen la razón”, y aunque a veces suene exagerado, hay algo de verdad. Muchos de los consejos que mi mamá me repetía desde que era niño han cobrado un sentido nuevo al crecer. En su momento me parecían frases de cajón, pero no cabe duda de que ella tenía mucha experiencia y que me lo compartía mediante esas frases que podrían parecer cliché. Y, bueno, muchas de estas frases me han servido en el trabajo y seguro a ti también. Aquí te comparto algunos de esos consejos que, aunque suenen simples, pueden hacer la diferencia en tu día a día laboral.
- “Saluda, no seas maleducado”
Tal vez lo hacías por obligación con esos familiares que no te caían bien. Bueno, y en el trabajo también habrá personas que no sean de tu simpatía. Sin embargo, en el ambiente laboral, saludar a todos, desde la persona de limpieza hasta tu jefe, crea un ambiente de respeto. No sabes quién te puede ayudar más adelante ni cuánto puede cambiar el trato cuando reconoces al otro.
- “No confíes en todo el mundo”
Mi mamá no era paranoica, sabía cosas que yo no. En el trabajo, confiar está bien, pero observar y proteger tu información también. No todo el que sonríe es tu amigo. Y no, no es ser desconfiado: es cuidar tu lugar. Un buen trato es indispensable, pero tampoco hay que creer completamente en esa frase de que “el trabajo es tu segundo hogar”.
- “Ten tu espacio limpio”
Era una obsesión en casa, pero en la oficina también funciona. Tu escritorio o entorno reflejan tu personalidad. Tenerlo en orden te ayuda a concentrarte mejor, y sí, también dice mucho de ti. No importa si eres de los que arreglan o no su lugar de trabajo, pero sí si está limpio y ordenado o no.
- “No te vayas sin comer”
Lo decía con voz de mando y un plato en la mano. Ahora sé que no rendiría igual si no me alimento bien. El mal humor, el cansancio y la falta de concentración muchas veces vienen de algo tan básico como no haber comido. Así que no olvides hacerlo, para evitar dirigir una cara de pocos amigos a tus compañeros de trabajo.
- “Si no sabes, pregunta”
Me lo repetía cada vez que fingía entender algo. En el trabajo, hacer preguntas demuestra interés, no ignorancia. Y es mil veces mejor preguntar que cometer un error por no querer parecer inexperto. Finalmente, nadie nace sabiendo todo. Ni tampoco egresa de la universidad sabiéndolo todo. No importa tu rango: preguntar está bien.
- “No te dejes”
Aplicaba para peleas con compañeros de escuela… y aplica igual ahora. No se trata de entrar en conflictos, pero sí de poner límites. Si algo te incomoda o no te parece justo, alza la voz (con respeto, claro). El respeto es la base de relaciones sanas.
- “Da las gracias”
Lo decía incluso al bajarte del camión. Y en el trabajo, dar las gracias a quien te ayuda, te explica o te cubre, no cuesta nada. Pero genera una red de apoyo más fuerte que cualquier sistema de recompensas. Así que ya sabes, aunque sea su trabajo ayudarte, agradece de todas formas. No cuesta nada.
Quizá no siempre escuchaste con atención sus palabras, pero esos consejos que parecían parte del ruido cotidiano se van transformando en guías. En realidad, muchas veces lo que mamá decía no era una advertencia, era una forma de enseñarte a navegar el mundo. Finalmente, ella había pasado por muchas cosas que nosotros no. Estaba compartiendo normas y formalidades indispensables para la vida. Así que aplica estos consejos: algo sabía.